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Johan Huizinga en su libro El Otoño de la Edad Media nos cuenta una anécdota que creo viene al caso. Nos habla de los torneos medioevales, allí la mujer de un noble prometió un premio para el caballero que combatiera en un torneo vistiendo solo una camisa de ella, sin la cota de malla. Un valiente caballero acogió el reto y se presentó a la lid sin armadura, cubierto solo por esa camisa. Sufrió espantosas heridas y la desgarrada camisa quedó empapada en sangre. Por su extraordinaria valentía el noble fue premiado y la dama le regaló su amor. Del marido no se habla. En la noche hubo un banquete donde la dama se presentó vistiendo la camisa ensangrentada del héroe que había arriesgado su vida y sufrido terribles heridas para conquistarla.
El famoso romance medieval, El Romance de la Rosa, escrito probablemente por Guillaume de Lorris y Jean de Meun entre 1265 y 1285, comienza describiendo cómo una bella y noble muchacha se pasea ensimismada por un bucólico jardín lleno de hermosas flores donde se entremezclaba el rumor de las fuentes con el trinar de los pájaros. Mientras deambula nos comenta cómo deben ser las características del héroe que conquistará su corazón. Me salto la descripción, pero lo que nos dice en resumen es que se trata de un caballero bello, noble y experimentado en el uso de las armas. La doncella nos dice: "Si un hombre se destaca con las armas, va a ser diez veces más digno de amor". Es decir, el caballero medieval, para conquistar el amor de la mujer de sus sueños, tiene que arriesgar su vida, tiene que mostrar su arrojo. Pero esa es una actitud que no es exclusiva la Edad Media; de hecho, acabo de leer en las noticias el siguiente titular: "Arrestan a japonés por escalar rascacielos como prueba de amor".
Luego la prensa nos lleva a Tokio y nos cuenta de un muchacho que escaló una torre de 333 metros de alto: "en un último y desesperado intento de conseguir la atención de una chica". El joven galán portaba un cartel donde aparecía un gran corazón rojo y un nombre de mujer. La policía de Tokio dice no saber cómo el joven logró subir hasta esa altura. Tampoco parecen haberse dado cuenta de que en su ciudad el romancero medieval parece seguir siendo una fuerza viva. Ahora la pregunta es... ¿qué locura hacer yo? :P