giovedì 1 novembre 2007

Los biólogos, y los franceses dicen: ¡Cherchéz la femme! En biología la idea nace de un biólogo Israelita llamado Amotz Zahavi -The Handicap Principie: a Missing Piece of Darwin s Puzzle / El Principio del Handicap: una pieza que falta­ba en el rompecabezas de Darwin- que dice que los machos deben demostrar su valor en alguna forma para conquistar a la hembra. Dice el biólogo que ese es el motivo detrás de la evolución de la absurda cola del pavo real que lo hace notablemente conspicuo y vulnerable frente a los predadores. La idea de Zahavi es que pre­cisamente porque la cola es un lastre peligroso, es que la hembra se impresiona. Se supone que la bella doncella murmura para sí: "Como debe de ser de fuerte y poderoso ese macho que puede darse el lujo de andar con una cola tan inmensamente absurda". Zahavi cree que la selección natural favorece al escepticismo en­tre las hembras. Esto hace que a los machos no les quede más remedio que autentificar su farsantería de ser el más fuerte ha­ciendo una demostración. Esto puede conducir a las empresas más osadas y peligrosas, como subir el Everest, hacer surfing en las inmensas olas de Hawai o luchar contra un toro.
Johan Huizinga en su libro El Otoño de la Edad Media nos cuenta una anécdota que creo viene al caso. Nos habla de los torneos medioevales, allí la mujer de un noble prometió un premio para el caballero que combatiera en un torneo vistiendo solo una camisa de ella, sin la cota de malla. Un valiente caballero acogió el reto y se presentó a la lid sin armadura, cubierto solo por esa camisa. Sufrió espantosas heridas y la desgarrada camisa quedó empapa­da en sangre. Por su extraordinaria valentía el noble fue premiado y la dama le regaló su amor. Del marido no se habla. En la noche hubo un banquete donde la dama se presentó vistiendo la camisa ensangrentada del héroe que había arriesgado su vida y sufrido terribles heridas para conquistarla.
El famoso romance medieval, El Romance de la Rosa, escrito probablemente por Guillaume de Lorris y Jean de Meun entre 1265 y 1285, comienza describiendo cómo una bella y noble muchacha se pasea ensimismada por un bucólico jardín lleno de hermosas flores donde se entremezclaba el rumor de las fuentes con el trinar de los pájaros. Mientras deambula nos comenta cómo deben ser las características del héroe que con­quistará su corazón. Me salto la descripción, pero lo que nos dice en resumen es que se trata de un caballero bello, noble y experimentado en el uso de las armas. La doncella nos dice: "Si un hombre se destaca con las armas, va a ser diez veces más dig­no de amor". Es decir, el caballero medieval, para conquistar el amor de la mujer de sus sueños, tiene que arriesgar su vida, tiene que mostrar su arrojo. Pero esa es una actitud que no es exclusiva la Edad Media; de hecho, acabo de leer en las noticias el siguiente titular: "Arrestan a japonés por escalar rascacielos como prueba de amor".
Luego la prensa nos lleva a Tokio y nos cuenta de un muchacho que escaló una torre de 333 metros de alto: "en un último y desesperado intento de conseguir la atención de una chica". El joven galán portaba un cartel donde aparecía un gran corazón rojo y un nombre de mujer. La policía de Tokio dice no saber cómo el joven logró subir hasta esa altura. Tampoco pare­cen haberse dado cuenta de que en su ciudad el romancero medieval parece seguir siendo una fuerza viva. Ahora la pregunta es... ¿qué locura hacer yo? :P

martedì 30 ottobre 2007

Tus Ojos. -Octavio Paz-

Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
Silencio que habla,
Tempestades sin viento, mar sin olas,
Pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
Topacios impíos como la verdad,
Otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas,
Playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
Cesta de frutos de fuego,
Mentira que alimenta,
Espejos de este mundo, puertas del más allá,
Pulsación tranquila del mar a mediodía,
Absoluto que parpadea,
Páramo.

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Niña

Entre la tarde que se obstina
y la noche que se acumula
hay la mirada de una niña

Deja el cuaderno y la escritura
todo su ser dos ojos fijos
en la parded la luz se anula.

¿Mira su fin o su principio?
Ella dirá que no ve nada
es transparente el infinito

Nunca sabrá lo que miraba.