sabato 20 ottobre 2007

No me pondré a analizar el cuento. Quise, Cortázar...
Tema para un tapiz -J. Cortázar-

El general tiene sólo ochenta hombres, y el enemigo, cinco mil. En su tienda el general blasfema y llora. Entonces escribe una proclama inspirada, que palomas mensajeras derraman sobre el campamento enemigo. Doscientos infantes se pasan al general. Sigue una escaramuza, que el general gana fácilmente, y dos regimientos se pasan a su bando. Tres días después el enemigo tiene sólo ochenta hombres y el general cinco mil. Entonces el general escribe otra proclama, y setenta y nueve hombres se pasan a su bando. Sólo queda un enemigo, rodeado por el ejército del general, que espera en silencio. Transcurre la noche y el enemigo no se ha pasado a su bando: el general blasfema y llora en su tienda. Al alba el enemigo desenvaina lentamente la espada y avanza hacia la tienda del general. Entra y lo mira. El éjército del general se desbanda. Sale el sol.

¿Qué motiva a este último-enemigo a mantenerse constante con su postura?
Sólo bastaría entonces con que un individuo posea convicciones propias e ineluctables para poder, tanto poner libertad a sí mismo, como también procurar sentido en las vidas de sus pares. ¿Acaso este bizarro individuo no sería mirado con desdén e incomprensión?
¿No es, acaso, su espiritú de fautoría y conciente de si mismo -y, por tanto de su realidad- que lo lleva a creer en su condición, desarrollándose, presto, un entendimiento comprensivo e útil de su entorno? ¿No deberíamos ser fieles a nuestros ideales... y? Una vez más sale el sol.

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